lunes, 20 de septiembre de 2010

Influencia de la luna en el sabor del vino

Innovadores y cosmopolita
20 de septiembre de 2010

Sobre la Luna se ha dicho de todo.

Que si el alunizaje fue un montaje, que si hay vida, que determina la fertilidad de la mujer, que convierte a los hombres en lobos, en fin, un sinnúmero de mitos, leyendas y verdades.

Pero recientemente se le ha atribuido el poder de influir en el sabor del vino.

Así es, si un buen vino no convence al primer trago, puede deberse no sólo a la temperatura o la humedad del ambiente sino también a la posición en que se encuentre la luna.

Suena lógico pensar que si la luna puede influir en las mareas y nuestro propio cuerpo, también puede hacerlo en la volatilidad y el aroma del vino.

Es por ello que durante los últimos años los productores y vendedores de vino han seguido un calendario biodinámico elaborado por la agricultora alemana María Thun.

Ella sigue el principio de que el ciclo lunar afecta a todos los seres vivos en el planeta y que el vino es en sí mismo un ser vivo.

Se basa en las fases de la luna y las constelaciones que atraviesa para predecir cuando se puede degustar un vino exaltando sus sabores.

El calendario clasifica los días en fruto, flor, hoja y raíz.

En los días fruto y flor el vino se expresa mejor y lo hace peor en los días hoja y raíz.

Pero lo que podría tomarse como un hecho meramente supersticioso, toma seriedad cuando se piensa en que grandes distribuidores de vinos se rigen bajo este calendario.

Tal es el caso de las cadenas de supermercados inglesas Tesco y Marks and Spencer, que venden un tercio de todo el vino que se consume en el Reino Unido.

En España, por ejemplo, los que se rigen por este calendario biodinámico aún son una minoría.

Esto se debe más a la cuestión de la vendimia, pues muchas veces los procesos que deberían seguirse con el calendario lunar no coincide con las fechas ya programadas.

Sin embargo, muchos sí prefieren organizar las catas en los días más propicios, según el calendario de Maria Thun.

La creencia de la influencia de la luna se deriva de la agricultura biodinámica, un conjunto de teorías elaboradas por el filósofo y científico austriaco Rudolph Steiner en los años veinte.

En general, la biodinámica consiste en evitar pesticidas y fungicidas, tener en cuenta los ritmos de la luna y los planetas y rociar la tierra con ciertos preparados naturales.

Algunos someliers han criticado la generalización de esta práctica en el Reino Unido debido a que pareciera más una forma de agregarle misticismo a las catas sin objetividad.

Uno de los escépticos es el crítico gastronómico Robin Goldstein, quien está más a favor de de la ciencia del vino que de los prejuicios y sugestiones.

Para los que no creen en la influencia de la luna, cuenta más la presión del aire a la intemperie, la temperatura ambiente, los olores y muchos factores que tienen que ver más con el bebedor.

Lo que es importante es no confundir la agricultura ecológica con la agricultura biodinámica.

Ambas prestan atención especial a la sostenibilidad y consideran a la finca como un organismo vivo único, muy similar a un bosque, que se auto-alimenta.

Sin embargo, a diferencia de las prácticas ecológicas, algunas prácticas biodinámicas parecen lindar más con la astrología y cosas místicas.

Por ejemplo, algunos agricultores biodinámicas plantan semillas durante las distintas fases de la luna y aplican una mezcla de alcanfor fermentado en la vejiga de un ciervo a su abono.

Otros entierran un cuerno de toro relleno de estiércol de vaca en su tierra durante un invierno, excavan en la primavera, y luego se mezcla el estiércol fermentado con agua y se rocía sobre el suelo.

Es por ese tipo de prácticas que muchas veces la biodinámica en su forma más pura y tradicional no se toma en cuenta como algo serio por su parecido con la brujería.

Pero si es una fantasía publicitaria o no, es algo que sólo puede comprobarse al probar el mismo vino en diferentes ciclos.

Seguramente hasta los mejores catadores tendrían opiniones encontradas en cuanto a si hay diferencia o no.

Lo cierto es que un vino defectuoso, seguirá siendo un vino defectuoso sin importar qué día o a qué hora se pruebe.

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